El Museo Británico se encuentra sumido en una crisis que ha llevado a la renuncia de su director, Hartwig Fischer, después de la revelación del que se considera el mayor robo en la historia de la institución. La ineptitud en abordar las advertencias para detener el robo ha generado una serie de problemas para los directivos, y como resultado, Fischer anunció su renuncia el pasado viernes.
El jefe de la junta administrativa del museo, George Osborne, confirmó que se han recuperado algunos de los 2 mil artefactos robados, pero también admitió que el museo carece de un archivo completo de su vasta colección de antigüedades. Esta falta de control y manejo de la colección ha afectado seriamente la reputación del museo, que cuenta con 264 años de historia.
Aunque Fischer había anunciado previamente su renuncia para julio de 2024, alegando que no estaba relacionada con el escándalo del robo, reconsideró su posición al comprender la gravedad de la situación. La revisión de los acontecimientos en torno al robo lo llevó a presentar su renuncia de inmediato. Osborne aceptó su dimisión y destacó la integridad de Fischer al reconocer los errores en la gestión de los hechos.
Se estima que más de 1,500 piezas de arte han sido robadas, perdidas o destruidas en este acto, que abarca 3,500 años de historia y tiene un valor de decenas de millones de libras esterlinas. Aunque el museo aún no ha publicado una lista oficial de los objetos robados, se ha identificado a Peter Higgs, conservador en jefe de Culturas Mediterráneas del museo, como el principal sospechoso. Higgs, despedido en julio pasado, niega su culpabilidad.
El especialista Martin Henig identificó una piedra preciosa romana de la colección del museo a la venta en línea por un precio considerablemente inferior a su valor real. Esto llevó a la exposición de otros objetos robados que estaban siendo comercializados. A pesar de las advertencias de Henig y el anticuario Ittai Gradel, las cuales fueron inicialmente ignoradas por los directivos, se reveló la magnitud del robo.
Scotland Yard está investigando el caso y ha emprendido acciones legales contra el sospechoso. La Policía Metropolitana también se ha involucrado debido a la naturaleza de los delitos económicos asociados. La crisis en el Museo Británico pone de manifiesto la necesidad de una mayor supervisión y control en las instituciones culturales y artísticas para proteger y preservar el patrimonio histórico y cultural.
