El Banco de México se encuentra en una encrucijada crucial al decidir si mantiene o reduce la tasa de referencia, actualmente en 11.00%. Esta decisión es compleja debido a las condiciones cambiantes del mercado, caracterizadas por una inflación en aumento y un debilitamiento del peso mexicano. En el último trimestre, la inflación ha mostrado una tendencia alcista, alcanzando un 5.61% en la primera quincena de julio, lo que sugiere presiones inflacionarias persistentes.
Desde marzo, Banxico había iniciado un ciclo de recortes de tasas, pero la reciente volatilidad en los mercados internacionales y la depreciación del peso complican la decisión. Analistas de CIBanco y Bank of America Securities argumentan que, dadas las altas tasas de inflación y la debilidad del peso, Banxico podría optar por mantener la tasa sin cambios. Según estos expertos, las condiciones actuales no favorecen un recorte, y el banco central debería priorizar la estabilidad económica y el control de la inflación.
Por otro lado, BBVA y Banorte presentan una perspectiva diferente, sugiriendo que un recorte podría ser viable. Argumentan que la reciente debilidad económica y la posibilidad de ajustes en la Reserva Federal de Estados Unidos podrían justificar una reducción de 25 puntos base. Esta posición se basa en la premisa de que un ajuste en la tasa podría proporcionar un alivio necesario para la economía, a pesar de las preocupaciones inflacionarias.
La decisión de Banxico sobre la tasa de referencia no solo afectará la política monetaria interna, sino que también reflejará la estrategia del banco central para enfrentar la inflación y estimular el crecimiento económico en un entorno global incierto.