El papa León XIV ofició este viernes su primera misa como líder de la Iglesia católica, marcando así el inicio formal de su pontificado desde el Vaticano. Su elección como el segundo pontífice originario del continente americano —después de Francisco— y el primero nacido en Estados Unidos ha generado entusiasmo entre fieles y líderes mundiales.
Nacido en Chicago en 1955 bajo el nombre de Robert Francis Prevost, León XIV también posee la nacionalidad peruana, adquirida tras su labor misionera y episcopal en Chiclayo. Su historia de vida multicultural y su cercanía con las causas sociales lo convierten, según varios analistas, en un papa de continuidad, aunque con un estilo más estructurado que su predecesor.
Su primer discurso como pontífice incluyó un llamado firme a la paz y a la construcción de puentes entre pueblos a través del diálogo, un mensaje que resonó globalmente. A pesar de que en el pasado criticó las políticas migratorias de Donald Trump, su elección fue en parte respaldada por cardenales estadounidenses y de otras regiones como África y Asia, superando al favorito italiano Pietro Parolin.
En su misa de este viernes, celebrada bajo los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, el papa se mostró sereno y decidido. Los próximos días contemplan su bendición Regina Coeli el domingo y una audiencia con la prensa el lunes, además de una misa de investidura aún sin fecha. León XIV asume el liderazgo espiritual de más de 1.400 millones de católicos en un contexto global marcado por conflictos, crisis humanitarias, escándalos internos en la Iglesia y debates sobre su modernización.
Con reputación de moderado y constructor de consensos, su elección también representa una señal de esperanza para sectores que reclaman justicia social, reformas pastorales y una Iglesia más inclusiva. La comunidad católica internacional observa ahora con atención los primeros pasos del nuevo pontífice.