Desde hace más de dos décadas, la diabetes y la hipertensión se han consolidado como las principales causas de muerte en México, una tendencia impulsada por el sobrepeso y la obesidad que afectan a gran parte de la población. Estos padecimientos, lejos de disminuir, han aumentado en gravedad y frecuencia, particularmente entre las personas adultas y mayores. La transición demográfica del país, con un incremento notable en la población adulta, ha facilitado la expansión de estas enfermedades.
Las cifras recientes son alarmantes. En el periodo de septiembre de 2023 a junio de 2024, se realizaron millones de pruebas para la detección de diabetes e hipertensión, pero el acceso al tratamiento oportuno sigue siendo insuficiente. Solo una fracción de quienes dieron positivo recibieron atención médica adecuada, lo que agrava el pronóstico para millones de personas afectadas.
La mortalidad por diabetes y enfermedades cardíacas ha seguido una escalada casi incontrolable en los últimos 20 años. En 2023, se registraron tasas de mortalidad históricas, y se prevé que en 2024 continúe este trágico aumento. A la par, el sobrepeso y la obesidad entre jóvenes y niños ha crecido, alimentando esta crisis de salud pública. Con un sistema de salud que lucha por dar abasto, el futuro parece sombrío a menos que se tomen medidas urgentes.