El reciente apagón que dejó a millones sin electricidad en la península ibérica ha reabierto el debate sobre el modelo energético de España, en particular por su creciente dependencia de fuentes renovables. Prensa conservadora y partidos de oposición responsabilizaron al llamado “mix eléctrico” —la combinación de energías limpias y no renovables— por el colapso del sistema.
Medios como ABC y El Mundo señalaron que el auge de las energías renovables, en detrimento de la energía nuclear, debilitó la red eléctrica del país. Esta crítica apunta directamente al gobierno de Pedro Sánchez, que ha impulsado agresivamente la transición ecológica, comprometiéndose incluso al cierre total de las centrales nucleares en los próximos diez años.
Actualmente, según datos de Red Eléctrica de España (REE), la energía solar y eólica representan el 40% del suministro nacional, mientras que la nuclear ha caído al 20%. Sin embargo, desde REE y su matriz Redeia se insiste en que el sistema es seguro y estable. Su presidenta, Beatriz Corredor, rechazó que las renovables fueran responsables del apagón y negó haber ignorado advertencias técnicas. Aseguró también que no dimitirá tras la crisis.
Por su parte, la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, respaldó su labor y destacó que el servicio fue restablecido en menos de 24 horas. No obstante, expertos advierten que la alta penetración de fuentes renovables sin el soporte técnico adecuado puede hacer más vulnerable a la red frente a perturbaciones. La investigación judicial aún no descarta un posible sabotaje cibernético, motivo por el cual el caso ha sido declarado secreto. La controversia evidencia las tensiones que surgen al transitar hacia un modelo energético más verde sin comprometer la estabilidad del sistema.