Un histórico apagón eléctrico dejó sin energía a seis países europeos durante más de nueve horas, afectando a unos 45 millones de personas y generando un caos sin precedentes. España fue el país más afectado, con un colapso del 60% de su red eléctrica, lo que paralizó el transporte urbano, el metro, la telefonía, internet y hasta las estufas eléctricas.
Más de 100 trenes quedaron varados con 35 mil pasajeros a bordo, y se suspendió el servicio en los metros de Madrid y Barcelona. Portugal, Andorra, Francia, Alemania e Italia también sufrieron interrupciones, aunque en menor medida. En Lisboa se cancelaron 96 vuelos y el aeropuerto quedó parcialmente inoperante. Las causas del apagón aún no están del todo claras.
El gobierno de Pedro Sánchez confirmó una avería sin precisar su origen, mientras que el operador portugués atribuyó el incidente a un fenómeno atmosférico inusual, con oscilaciones en las líneas de muy alta tensión por temperaturas extremas, lo que habría provocado una “vibración atmosférica inducida”. Aunque no se ha confirmado esta versión, las autoridades españolas aseguraron estar analizando todas las hipótesis posibles. El evento fue calificado como “cero nacional” por la Red Eléctrica de España, una situación nunca antes registrada.
Mientras tanto, Francia apoyó en la restauración del servicio energético. Para las 21:30 horas locales, el suministro ya se había restablecido en un 92%. Rocío González, una mexicana radicada en Bilbao, describió el ambiente como apocalíptico, con bares llenos pese a la falta de luz y ciudadanos en las calles como si fuera una celebración. Los comercios no podían cobrar con tarjeta y muchos trabajadores se quedaron sin almorzar. A pesar del caos, algunos centros laborales pudieron operar gracias a plantas de energía propias.