El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha expresado su desaprobación ante la posible utilización del tema migratorio con propósitos electorales en los Estados Unidos. Esta declaración surge un día después de que el Senado estadounidense rechazara una propuesta para endurecer la política migratoria, la cual contemplaba, bajo ciertas circunstancias, el cierre de la frontera con México.
López Obrador considera que en tiempos electorales se presencian situaciones surrealistas, como el rechazo de los republicanos a la propuesta, alegando que buscan obtener beneficios políticos. En sus palabras, México «no es piñata de nadie», y enfatiza que estarán vigilantes para evitar que el tema migratorio sea utilizado de manera oportunista en la política electoral.
El mandatario mexicano critica la falta de inclusión en la agenda electoral de EE. UU. de la regularización de cinco millones de mexicanos que residen en dicho país y que contribuyen significativamente a su grandeza. También lamenta la ausencia de recursos destinados al desarrollo de los países de Centroamérica y el Caribe, de donde proviene parte de la migración hacia América del Norte en busca de mejores oportunidades.
López Obrador revela que la propuesta de reforma migratoria, supuestamente la más enérgica de los demócratas, fue rechazada por los republicanos con la intención de mantener el tema migratorio como una bandera política. Acusa que este rechazo busca utilizar la retórica antiinmigrante como estrategia electoral.
El presidente reta a republicanos y demócratas a comprometerse oficialmente a la regularización de los migrantes mexicanos que llevan más de cinco años viviendo y trabajando en Estados Unidos. Propone que este compromiso sea formalizado en una ceremonia, y señala que estaría dispuesto a asistir si algún partido acepta este desafío. Además, destaca la importancia de que dicho compromiso no sea solo de palabra, recordando ocasiones anteriores en las que se prometió la regularización, pero estas promesas no se cumplieron.