En la primera vuelta de las elecciones legislativas anticipadas en Francia, el partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN), liderado por Marine Le Pen y Jordan Bardella, obtuvo alrededor del 33% de los votos, desplazando a la organización del presidente Emmanuel Macron al tercer lugar, incluso por debajo de la coalición de izquierda. Estas elecciones anticipadas, presentadas por Macron como una estrategia para frenar a la extrema derecha, resultaron en un revés significativo para su administración.
El RN podría lograr una mayoría simple, e incluso absoluta, en la segunda vuelta del 7 de julio. Las proyecciones más pesimistas otorgan a Macron solo 60 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional, una caída drástica desde la mayoría simple de 250 escaños que tenía en la legislatura anterior. La coalición de izquierda, el Nuevo Frente Popular, obtuvo alrededor del 28% de los votos.
Jordan Bardella, líder del RN y posible primer ministro si logran la mayoría absoluta, afirmó que será un jefe de gobierno “para todos los franceses”, respetando la Constitución e implementando políticas intransigentes. Macron, por su parte, llamó a una amplia alianza democrática y republicana contra la extrema derecha para la segunda vuelta.
El presidente Macron, que permanecerá en el poder hasta 2027, enfrenta un final de mandato debilitado. Su exprimer ministro, Édouard Philippe, ya se ha presentado como alternativa a Macron, acusándolo de haber “matado” la alianza oficialista. La crisis interna en la presidencia se intensifica con la posibilidad de que Macron tenga que compartir el poder con un gobierno de otro color político, marcando el fin de su hiperpresidencia iniciada en 2017.
En un intento por reconstruir su imagen, Macron podría disolver nuevamente la Asamblea bajo cualquier pretexto para buscar una mayoría más favorable, como último movimiento estratégico para evitar que Marine Le Pen llegue a la presidencia en 2027.
Además, en el ámbito europeo, el primer ministro húngaro Viktor Orbán anunció la formación de una nueva alianza en el Parlamento Europeo, llamada “Patriotas por Europa”, junto al partido de extrema derecha austriaco y el movimiento centrista del exjefe de gobierno checo Andrej Babis, consolidando aún más la influencia de la ultraderecha en el continente.