La glucosa es el principal sustrato que necesita el organismo para obtener energía, pero ¿qué pasa cuando existe un exceso de azúcar?, ¿hasta dónde puede aguantar el cuerpo?
En entrevista para UNAM Global, Sergio Alberto Mendoza Álvarez, académico de la División de Estudios del Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que la hiperglucemia (cuando hay un exceso de azúcar en la sangre) no duele ni se siente, pero las consecuencias son graves.
Paso a paso
Los alimentos ingresan por medio de la ingesta por la boca. Después bajan por el esófago y llegan al estómago donde se degradan hasta llegar a los nutrimentos, que son los carbohidratos, proteínas y lípidos.
Al llegar al intestino los carbohidratos se absorben y se convierten en la molécula llamada glucosa, que es el principal sustrato de energía para todo el organismo.
Cuando estos niveles de glucosa se absorben por el intestino y son enviados a la sangre deben ser regulados por distintos factores. Entre ellos, destaca una hormona muy importante llamada insulina, y se produce por las moléculas “beta” del páncreas.
El páncreas
El páncreas es muy importante para la regulación de los niveles de la glucosa en la sangre, para que el paciente no padezca de hiperglucemia.
Los niveles arriba de 100 miligramos por decilitro en la sangre son anormales. En este caso, la función del páncreas es muy importante, ya que es el encargado de llevar la glucosa, a través de la insulina, a todos los tejidos del cuerpo que necesitan energía, ya sean los riñones, el cerebro, los músculos, e incluso el tejido adiposo.
No obstante, cuando existen bajos niveles de insulina en el organismo, la glucosa se queda en la sangre y ese es el principal problema que detona a la llamada hiperglucemia. La glucosa, lejos de ser un sustrato de energía, daña a los tejidos al acumularse y ocasiona una inflamación alrededor de los vasos sanguíneos de todo el organismo, ya sea el corazón, el cerebro, los riñones, hasta que se forma una grasa alrededor de las arterias.
En consecuencia, se da una disminución del flujo de sangre en cada uno de los tejidos y se afectan varios órganos como son la retina y las extremidades sobre todo inferiores: así surge el pie diabético. Además, aparece el daño hepático y cardíaco e incluso podría llegarse a un infarto en el cerebro o el corazón.
Por otro lado, puede provocar complicaciones agudas como es el coma diabético, que es cuando los niveles de azúcar están entre 250 y 600 miligramos por decilitro o incluso más.
Finalmente, el paciente llega a niveles tan elevados de azúcar en la sangre que acude a urgencias con falta de aire, deshidratación por orinar en exceso, además con niveles alterados de potasio y calcio, y eso genera que haya una alta posibilidad de complicaciones graves que incluye hasta la muerte.
Prevenir
De acuerdo con Mendoza Álvarez, es muy importante la medicina preventiva. Por ejemplo, si una persona tiene predisposición familiar, debe hacer ejercicio, mejorar sus hábitos alimenticios y cuidarse para no llegar a la diabetes.
Sin embargo, existen tratamientos médicos muy efectivos tanto farmacológicos como no farmacológicos para controlar la diabetes o la hiperglucemia y con buena calidad de vida.
Entre las medidas no farmacológicas, lo importante es controlar el consumo de carbohidratos a través de la ingesta de alimentos bajos en azúcar.
Aunque muchos alimentos no sepan dulces se convierten en glucosa dentro del organismo, entre ellos destacan las tortillas, las harinas, así como las pastas. No obstante, también se debe evitar el pan, la fruta y sobre todo los refrescos, concluyó el académico de la UNAM.
Con información de UNAM GLOBAL