El presidente Andrés Manuel López Obrador ha comenzado su último año de gobierno con la determinación de concluir numerosas obras emblemáticas que forman parte de su proyecto político. Entre las obras más destacadas se encuentra el Tren Maya, que se espera esté terminado tentativamente en diciembre de este año. El presidente realiza supervisión constante de los avances en este proyecto mediante giras por Campeche, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo, utilizando sobrevuelos en helicóptero y viajando a bordo de los trenes en tramos operativos.
Otro proyecto importante es la Refinería Dos Bocas, donde el desafío radica en que la secretaria de Energía, Rocío Nahle, está a punto de renunciar al gobierno para enfocarse en su campaña por la gubernatura de Veracruz. La refinería debe estar en funcionamiento a finales de este año.
Además, se encuentra el Corredor Interoceánico, que implica la modernización de vías de ferrocarril y autopistas conectando Coatzacoalcos, Veracruz, con Salina Cruz, Oaxaca. Este proyecto también se espera que esté concluido al finalizar el sexenio, con la adición de diez parques industriales a lo largo de los 320 kilómetros del corredor.
El presidente también supervisa proyectos relacionados con agua potable en La Laguna, acueductos y presas en Sinaloa y Nayarit, un nuevo distrito de riego en Sonora, plantas eléctricas en la península de Yucatán, plantas eólicas en Sonora, plantas de licuefacción de gas en el Golfo y el Pacífico, modernización de hidroeléctricas, renovación de seis refinerías, conexión ferroviaria al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, conclusión del tren México-Toluca y construcción de caminos rurales, entre otros.
El presidente ha declarado su intención de trabajar 16 horas al día durante su último año en el cargo para lograr la conclusión de estos proyectos. A pesar de ello, ha reiterado que no buscará alargar su periodo en la presidencia y que cumplirá su mandato hasta el 30 de septiembre de 2024, cuando concluye su vida política. Esta fecha se ajusta a la reforma electoral que reduce el periodo de transición presidencial y establece que el nuevo presidente asumirá el cargo el 1 de octubre.
López Obrador ha expresado su satisfacción por haber sentado las bases y haber avanzado en su proyecto, abriendo la puerta para un relevo generacional en beneficio del pueblo mexicano. Su enfoque se centra en dar continuidad al movimiento sin buscar la reelección, manteniendo la tradición del sufragio efectivo y la no reelección.