Déficit de personal, sueldos congelados y falta de presupuesto agudizan el reto ante el endurecimiento migratorio. México analiza reforzar sus consulados tras ola de deportaciones.
La política de contención y expulsión migratoria impulsada por Donald Trump desde su retorno a la presidencia ha incrementado significativamente la carga de trabajo de la red consular mexicana en Estados Unidos, la cual ya operaba al límite de su capacidad.
Esta situación representa un reto crítico para la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, cuya prioridad declarada es la defensa y protección de los mexicanos en el exterior. México cuenta con 53 consulados en territorio estadounidense, más que en cualquier otro país.
Estas representaciones constituyen la primera línea de atención y defensa para los 4.8 millones de mexicanos indocumentados en ese país —cuatro de cada diez en esa condición— frente a un entorno legal cada vez más hostil.
El gobierno de Trump ha cancelado vías legales de entrada como la app CBP One y ha lanzado operativos masivos con la meta de deportar hasta un millón de migrantes al año.
A pesar de este contexto alarmante, el presupuesto para el Programa de Atención, Protección, Servicios y Asistencia Consulares fue reducido en casi 6% para 2025, pasando de 557 a 524 millones de pesos.
Esta disminución contrasta con el aumento de la demanda de servicios: en 2024 se realizaron más de 5.2 millones de trámites en las delegaciones en EE. UU. y se brindaron cerca de 6 mil asesorías legales externas, en su mayoría por cuestiones migratorias. Además, se han documentado deficiencias estructurales.
El Servicio Exterior Mexicano (SEM) opera con menos personal que hace cuatro décadas, pese a haber multiplicado el número de representaciones. A mediados de los años 80 había mil 380 diplomáticos adscritos en el extranjero; hoy son mil 50.
En la actualidad, existe un diplomático por cada 100 mil mexicanos en EE. UU., el doble del promedio registrado en 1970. El embajador en retiro José Eduardo Loreto Miranda, ex cónsul en San José, California, reconoció el interés de la presidenta Sheinbaum por evaluar y fortalecer las sedes consulares, pero advirtió que el éxito de cualquier estrategia dependerá del aumento de personal y del financiamiento adecuado.
A estos problemas se suma la inestabilidad operativa. En abril, los consulados en América del Norte recibieron con retraso los fondos correspondientes a marzo, lo que provocó demoras en el pago de salarios a empleados locales.
En Sacramento, la situación llegó al punto de que el personal cerró la sede como protesta. La presidenta atribuyó el problema a fallas en el nuevo esquema administrativo federal y aseguró que no volverá a repetirse.
Otro diplomático, que solicitó anonimato, denunció la ausencia de ascensos, promociones, rotaciones y aumentos salariales en los últimos 25 años. “A veces no hay ni para gasolina para ir a una misión en un centro de detención”, señaló.
Pese a los esfuerzos tecnológicos implementados —como la app consular y el botón de alerta, con más de 265 mil descargas—, la capacidad de respuesta sigue siendo limitada. El Centro de Atención y Asistencia a Mexicanos recibe en promedio 778 llamadas diarias.