LAREDO, TX. – La policía ha detenido a un promedio de 400 conductores intoxicados durante el presente período, un incremento significativo respecto a los 300 arrestos registrados el año pasado.
Este aumento se atribuye a la intensificación de la vigilancia en las carreteras, especialmente después de los accidentes donde los conductores, que viajaban a alta velocidad, no respetaban señales de tránsito o simplemente no estaban en condiciones de manejar.
En Texas, el límite legal de alcohol en la sangre para conducir es de 0.08%. Cualquier persona que tenga un BAC (contenido de alcohol en sangre) igual o superior a este límite puede ser arrestada y acusada de conducir bajo los efectos del alcohol.
Los accidentes provocados por conductores intoxicados pueden causar daños severos, dejando a las víctimas con lesiones permanentes, como parálisis. Las víctimas de estos accidentes a menudo deben someterse a terapias intensivas, como las ofrecidas en el Centro Ruth B.
Cowl, que atiende a personas que, después de sanar sus heridas, requieren rehabilitación para recuperar la movilidad. Sin embargo, este centro solo cubre un área de 150 millas a la redonda, lo que obliga a muchas personas de regiones cercanas a viajar grandes distancias para recibir tratamiento.
En algunos casos, las víctimas de lesiones graves terminan siendo ingresadas en casas de retiro, ya que sus familias no pueden brindarles la atención adecuada.
Muchas de estas personas, incluso relativamente jóvenes, quedan postradas en sillas de ruedas debido a los daños irreversibles que sufrieron.
El DPS continúa instando a los conductores a mantenerse alerta y evitar conducir bajo los efectos del alcohol para prevenir tragedias en las carreteras.