Tras 38 días hospitalizado debido a una neumonía bilateral, el Papa Francisco, de 88 años, regresó al Vaticano el pasado domingo, aunque permanece fuera de la vista del público. El pontífice dejó el hospital Gemelli de Roma y volvió a la Casa Santa Marta, el edificio donde reside desde su elección en 2013. Aunque su salud ha mejorado, los médicos le han recomendado al menos dos meses de convalecencia, lo que limitará significativamente su agenda pública y sus apariciones ante los fieles.
La Casa Santa Marta, construida en 1996 para alojar a los cardenales durante los cónclaves, ahora funciona como residencia para sacerdotes que trabajan en el Vaticano. El Papa ocupa una serie de habitaciones en el segundo piso, donde se han hecho pocas adaptaciones para su recuperación, salvo la instalación de una cama ajustable con controles electrónicos. Según el subdirector del servicio sanitario del Vaticano, Luigi Carbone, Francisco contará con asistencia de una enfermera las 24 horas y continuará recibiendo oxígeno suplementario según lo requiera su estado de salud.
El regreso del pontífice ha sido recibido con alegría por fieles y líderes políticos. La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, expresó su afecto y gratitud por la dedicación de Francisco. Asimismo, fieles como Domenico Papisca Marra, quien viajó desde Calabria, manifestaron su emoción por verlo de nuevo. Sin embargo, el equipo médico ha advertido que el Papa no podrá retomar su exigente agenda de inmediato, dado que el hospital no es el lugar ideal para una recuperación completa y requiere un descanso prolongado.
