El abastecimiento de agua en Nuevo Laredo enfrenta una crisis debido a los bajos niveles de la presa La Amistad, que actualmente se encuentra al 21% de su capacidad.
Esta situación impacta directamente en el caudal del Río Bravo, principal fuente de agua para la ciudad y su sector agrícola.
Según Gustavo Pantoja, director del Centro Internacional de Estudios del Río Bravo, la esperanza está puesta en la llegada de la temporada de lluvias en mayo, cuando se prevé una recuperación parcial del embalse.
Sin embargo, advierte que la situación seguirá siendo incierta mientras no se registren precipitaciones significativas en los afluentes que nutren la cuenca del Río Bravo, ubicados en regiones como Ciudad Acuña, Chihuahua, Sonora, Durango y Colorado.
RESTRICCIONES EN EL USO AGRÍCOLA
La escasez ha obligado a la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) a suspender el uso del agua de la presa La Amistad para riego agrícola y ganadero, una medida que ya lleva varios años en vigor.
Esta restricción afecta principalmente a los productores de la región, quienes dependen del agua del río para mantener sus cultivos y ganado.
A pesar de la gravedad del problema, Pantoja recordó que hace tres años la presa llegó a estar al 15% de su capacidad, marcando el punto más crítico de estrés hídrico en la historia reciente.
La incertidumbre persiste, y el futuro del abastecimiento de agua en la región dependerá en gran medida de la intensidad y distribución de las lluvias en los próximos meses.
