Nikki Haley, exembajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas y precandidata republicana a la presidencia, anunció la suspensión de su campaña, reconociendo que Donald Trump probablemente ganará la nominación republicana y se enfrentará a Joe Biden en las elecciones de noviembre. La decisión de Haley se produce después de su derrota en 14 de los 15 estados en juego durante el Supermartes, consolidando aún más el control de Trump sobre la base republicana.
Haley, quien había atraído el respaldo de donantes adinerados, no logró convencer a los votantes conservadores y se retiró de la contienda después de su única victoria en Vermont. Su actuación más sólida entre los republicanos moderados e independientes resaltó las divisiones dentro del partido y sugirió que el estilo político de Trump podría ser vulnerable en las elecciones presidenciales.
El escenario electoral ahora se centra en una posible «revancha» entre Biden y Trump, a pesar de que las encuestas indican bajos índices de aprobación para ambos candidatos. La campaña se anticipa como divisoria, con temas como la economía, la migración y el aborto desempeñando roles cruciales. La retirada de Haley allana el camino para una competencia más enfocada entre los dos principales contendientes.