Elon Musk, magnate tecnológico y director ejecutivo de SpaceX y Tesla, ha anunciado una ambiciosa y controversial convocatoria para formar parte del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). Esta iniciativa, liderada en colaboración con Vivek Ramaswamy bajo el mandato del presidente electo Donald Trump, busca transformar el aparato gubernamental estadounidense mediante recortes drásticos y la eliminación de regulaciones innecesarias.
La propuesta ha causado revuelo debido a las condiciones laborales señaladas por Musk: “Buscamos personas con coeficiente intelectual extraordinariamente alto, dispuestas a trabajar sin remuneración, más de 80 horas por semana, en tareas tediosas y poco glamorosas”. El DOGE, cuyo nombre parece un guiño al meme y la criptomoneda Dogecoin, pretende revisar exhaustivamente los gastos públicos y proponer una reestructuración profunda de las agencias federales antes del 4 de julio de 2026.
Aunque la propuesta ha recibido un interés considerable en redes sociales, la convocatoria ha generado polémica. Musk, cuya empresa SpaceX ha obtenido contratos federales por $3.8 mil millones este año, podría enfrentarse a preguntas sobre posibles conflictos de interés si esos contratos también son revisados. Ramaswamy, por su parte, ha defendido la necesidad de una “motosierra” en la burocracia gubernamental, asegurando que el exceso de regulaciones impide la eficiencia.
La cuenta oficial del DOGE en X ha recibido miles de comentarios, muchos de ellos de personas interesadas en unirse al proyecto. Sin embargo, la iniciativa también ha sido objeto de críticas. Analistas cuestionan si el enfoque de Musk y Ramaswamy será viable en un entorno tan estructurado como el gobierno federal. Además, organizaciones y expertos advierten sobre las posibles consecuencias sociales y económicas de los despidos masivos y los recortes presupuestales propuestos.
A pesar de las críticas, Musk ha defendido el proyecto argumentando que es una forma de “ayudar a Estados Unidos”. Su enfoque disruptivo y su insistencia en la eficiencia podrían generar resultados inesperados, aunque muchos consideran que su implementación será un reto significativo. Con el público observando de cerca, el futuro del DOGE y su impacto en la política fiscal sigue siendo incierto.