El próximo Jueves Santo, la tradicional ceremonia del lavatorio de pies tendrá un significado especialmente emotivo y profundo en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. El cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado del país, realizará este acto simbólico no sólo como una rememoración del gesto de humildad que Jesús tuvo con sus apóstoles, sino como un mensaje de cercanía y consuelo hacia sectores que hoy representan el dolor de la sociedad mexicana: madres buscadoras de personas desaparecidas, migrantes y familiares de adolescentes que se han quitado la vida.
En el contexto de la Semana Santa, esta acción busca subrayar la necesidad de tender la mano a quienes más sufren, reconociendo públicamente su dolor y recordando que la fe cristiana también implica empatía activa. Durante el inicio de las celebraciones litúrgicas, en la misa del Domingo de Ramos, miles de fieles se congregaron para recordar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
En su homilía, Aguiar llamó a los mexicanos a desprenderse del egoísmo, a fortalecer la escucha activa y a poner en práctica el amor al prójimo, incluso cuando implique sacrificios personales. Su mensaje fue claro: no se puede ser verdadero discípulo de Cristo sin estar dispuesto a compartir el tiempo, los bienes y la compasión con quienes atraviesan momentos difíciles.
La liturgia del Jueves Santo, además de la misa Crismal matutina que conmemora la institución del sacerdocio, incluirá entonces este gesto simbólico que, más allá del rito, busca ser un recordatorio de la misión social del cristianismo en un país marcado por la violencia, la migración forzada y la crisis de salud mental entre los jóvenes. Este acto se posiciona como una expresión concreta de la fe frente al dolor humano, en una de las celebraciones más significativas del calendario litúrgico.