Un cohete Starship de SpaceX, propiedad de Elon Musk, explotó ocho minutos después de su lanzamiento desde las instalaciones de la compañía en el sur de Texas. El incidente generó una emergencia aérea en el Golfo de México, obligando a varios vuelos comerciales a desviarse para evitar posibles colisiones con los escombros. En el aeropuerto internacional de Miami, algunos vuelos sufrieron retrasos, aunque no se reportaron daños materiales ni heridos.
La nave, que transportaba una carga de prueba con satélites simulados y sin tripulación, perdió contacto con el centro de control de misión momentos antes de la explosión. Testigos captaron el momento en que bolas de fuego naranja surcaron el cielo, dejando estelas de humo tras de sí. Este fue el séptimo intento de SpaceX con el sistema Starship, parte de un proyecto multimillonario destinado a transportar humanos y carga a Marte, además de desplegar grandes lotes de satélites en órbita terrestre.
La misión fallida representa un revés significativo para los ambiciosos planes espaciales de Musk, que incluyen colonizar Marte y expandir la infraestructura satelital global. No obstante, SpaceX ha reiterado que cada lanzamiento contribuye al aprendizaje y perfeccionamiento de su tecnología.