El Papa Francisco ha abierto un importante debate sobre el futuro de la Iglesia católica en el marco de la Asamblea General del Sínodo, que se llevará a cabo a puerta cerrada en el Vaticano hasta el 27 de octubre. Con la participación de 368 miembros, incluyendo obispos, laicos, mujeres y religiosos de más de 100 países, el evento busca abordar temas cruciales para la institución.
Entre los principales puntos de discusión se destacan la crisis de abusos sexuales a menores y el rol de las mujeres dentro de la Iglesia. La jornada inaugural comenzó con una misa en la Plaza de San Pedro, donde el Papa hizo un llamado a los asistentes para evitar imponer agendas personales y enfocarse en la escucha en comunión.
Uno de los aspectos más polémicos es la creciente demanda por un mayor reconocimiento del papel de las mujeres, aunque la posibilidad de un diaconado femenino ha sido descartada por el momento. Por otro lado, la crisis de abusos sexuales sigue siendo una herida abierta, con el Papa expresando su vergüenza y pidiendo perdón por estos crímenes en una ceremonia penitencial.
El Sínodo concluirá sus debates con recomendaciones que se presentarán al Papa Francisco, quien tendrá la última palabra sobre posibles reformas doctrinales, con un enfoque en la reflexión a largo plazo sobre la ordenación de hombres casados o la acogida de personas LGTBI+, temas que han sido discutidos anteriormente, varios de los asuntos más delicados han sido asignados a grupos de trabajo específicos.
La asamblea del sínodo es el resultado de tres años de consultas entre católicos de todo el mundo, reflejando la intención del papa Francisco de abrir un espacio para la reflexión profunda y colectiva sobre el futuro de la Iglesia.