La anticipada tercera temporada de El juego del calamar llegará a Netflix el 27 de junio y promete revelar más detalles sobre el oscuro mundo de los VIPs, los millonarios que financian los juegos mortales. Uno de los elementos más icónicos de estos personajes son sus máscaras doradas con formas de animales, cuyo origen se vincula con una de las fiestas más exclusivas y enigmáticas del siglo XX: el Baile Surrealista Rothschild.
Esta fastuosa celebración tuvo lugar en 1972 en el castillo de Ferrières, Francia, organizada por la baronesa Marie-Hélène de Rothschild y su esposo, el barón Guy de Rothschild. Asistieron personalidades de la élite mundial, quienes recibieron una invitación diseñada al estilo de René Magritte, con instrucciones secretas que solo podían leerse reflejándolas en un espejo. El código de vestimenta exigía «corbata negra, vestidos largos y cabezas surrealistas», lo que dio lugar a la extravagante utilización de máscaras inspiradas en el arte de Salvador Dalí.
El evento destacó por su decoración onírica, con jaulas doradas colgantes, maniquíes deformes y salones iluminados con luces rojas. Los platillos eran presentados de manera extravagante, y los invitados debían recorrer pasillos laberínticos antes de ingresar al salón principal. El aura de secretismo que rodeó la fiesta generó diversas teorías conspirativas, algunas de las cuales sugieren que se trató de una reunión de sociedades secretas.
La similitud entre las máscaras de los VIPs en El juego del calamar y las utilizadas en el Baile Surrealista Rothschild refuerza la idea de que la serie toma inspiración en la realidad para construir su atmósfera de misterio y poder oculto. Con su tercera temporada en camino, la producción surcoreana sigue explorando los excesos de las élites, tomando referencias de eventos históricos para profundizar en su relato de desigualdad y decadencia.