Luis Alberto Spinetta, conocido como “El Flaco”, simboliza la esencia del verdadero arte musical. Para Spinetta, el arte no era solo una expresión, sino una transformación constante y necesaria, como él mismo decía: “crear, crear, crear, seguir creando y crear más”.
Este fervor creativo lo convertía en un alquimista del arte, capaz de encontrar oro en cada palabra y melodía que componía. Su obra, profundamente espiritual y poética, ha resonado como un mito viviente, cumpliendo funciones cósmicas y espirituales para sus seguidores.
Mara Favoretto, en su ensayo “Spinetta. Mito y mitología”, destaca esta conexión mística que Spinetta ofrecía, describiéndolo como un puente entre el cosmos y la humanidad. Su música era una respuesta a la falta de ideologías y religiones, proporcionando una conexión espiritual que muchos encuentran en su lírica.
Spinetta no predicaba, sino que vivía con una convicción inquebrantable, inspirando a otros con su integridad y pasión.
En contraste, el panorama musical actual, especialmente dentro del género urbano, muestra una preocupante tendencia hacia la vulgaridad y el contenido explícito.
Artistas modernos frecuentemente justifican su lenguaje soez y temáticas polémicas como un reflejo de las realidades del barrio y una estrategia para alcanzar la popularidad masiva.
Sin embargo,esta inclinación ha sido criticada por su falta de profundidad y permanencia, creando obras desechables que carecen de la trascendencia y espiritualidad presentes en la música de Spinetta.
La música explícita de hoy no solo carece de la elegancia poética de Spinetta, sino que también a menudo promueve comportamientos perjudiciales. La académica Liliam Fondeur señala que estas canciones pueden perpetuar la violencia y la misoginia, afectando negativamente a la sociedad, especialmente a los jóvenes.
En comparación, la obra de Spinetta invita a pensar más allá, a buscar múltiples verdades y a conectarse espiritualmente, sin caer en la vulgaridad.
Para entender el impacto y la denigración del arte actual, es esencial recordar que “la verdadera función del arte es transformar”.
Esta transformación, tan bien lograda por Spinetta, parece estar en peligro en el contexto de la música moderna, que a menudo sacrifica la profundidad por la popularidad instantánea.
Redacción: Diego Alvarado