“Hoy más que nunca necesitamos oración, arrepentimiento y encuentro fraterno”.
Con una procesión simbólica y la bendición de ramos, cientos de fieles católicos participaron este domingo en las celebraciones del Domingo de Ramos, marcando el inicio de la Semana Santa en la Diócesis de Nuevo Laredo.
La jornada comenzó con una representación de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Los asistentes, portando palmas bendecidas, caminaron en peregrinación hasta la iglesia San Antonio María Claret, donde se llevó a cabo la misa principal del día, presidida por el párroco Rogelio Lozano Alcorta.
Durante su homilía, el sacerdote explicó el significado de este día dentro del calendario litúrgico cristiano.
“Con el Domingo de Ramos inauguramos esta Semana Santa. Hoy entramos con Jesús en Jerusalén proclamándolo con los ramos y mantos. Esta entrada nos prepara para acompañarlo en su Pasión, Muerte y Resurrección”, expresó.
Lozano Alcorta también comparó el sentido cristiano de la Pascua con sus raíces judías: “Antes se ofrecía un cordero como sacrificio. Hoy no se inmola un cordero, sino que Cristo mismo se entrega por nosotros para darnos la vida eterna”.
En su mensaje, hizo un llamado a la comunidad a vivir con compromiso los días santos, destacando la relevancia del Triduo Pascual —Jueves Santo, Viernes Santo y la Vigilia Pascual— como el centro de la fe cristiana.
“Mucha gente asiste solo el Domingo de Ramos, sin comprender el significado completo de la Semana Santa. Hoy más que nunca necesitamos oración, arrepentimiento y encuentro fraterno. Cristo murió por nosotros; ahora nos corresponde morir al pecado y resucitar con Él”, subrayó.
Finalmente, el párroco exhortó a los fieles a participar activamente en las celebraciones litúrgicas de la semana, pidiendo a Dios la gracia del arrepentimiento sincero y la renovación espiritual. “Ojalá podamos morir este Viernes Santo al pecado y resucitar con Cristo el Sábado de Gloria por la noche”, concluyó.