Apenas el fin de semana pasado, Yucatán y Quintana Roo se preparaban para recibir al huracán Beryl, que parecía devastador por la fuerza que presentó antes de su arribo. Sin embargo, gracias a la coordinación entre ciudadanos y autoridades, el fenómeno natural no causó los daños esperados y dejó solo afectaciones menores.
A continuación, se presenta un recuento de los huracanes más significativos que han marcado la historia de esta región:
Wilma (2005)
El huracán Wilma, uno de los más destructivos en la historia de la región, golpeó el Caribe mexicano en octubre de 2005. Alcanzó la categoría 5 con vientos de hasta 280 km/h, y causó graves inundaciones y devastación en Cancún y sus alrededores. Wilma se estacionó durante más de 60 horas como huracán de categoría 3, destruyendo centros comerciales y afectando gravemente las playas.
Gilberto (1988)
En septiembre de 1988, el huracán Gilberto impactó Yucatán, provocando daños significativos en viviendas e infraestructuras, además de la interrupción del suministro de agua y electricidad. Con vientos que alcanzaron hasta 295 km/h, Gilberto cambió la fisionomía de la costa y dejó muchas casas de playa colapsadas que aún permanecen como testigos de la devastación.
Beulah (1967)
El huracán Beulah azotó la región en 1967 con la intensidad de una categoría 2. Afectó gravemente Cozumel y Puerto Morelos, dejando pérdidas en zonas agrícolas y ganaderas. Las viviendas construidas con materiales frágiles resultaron especialmente vulnerables. La comunidad logró rehacerse poco a poco, reconstruyendo sus hogares con los recursos disponibles.
Janet (1955)
El huracán Janet, uno de los más devastadores en la historia de Quintana Roo y Yucatán, impactó Chetumal con vientos de hasta 282 km/h en 1955. El 97% de las estructuras en la ciudad quedaron destrozadas, y se estima que hubo al menos 500 muertes. Janet causó graves daños en carreteras, cultivos y viviendas, dejando a miles de personas sin hogar y generando pérdidas económicas significativas.
Estos huracanes han dejado una huella imborrable en la memoria de los habitantes de Yucatán y Quintana Roo, recordándoles la importancia de estar preparados y coordinados para enfrentar futuros fenómenos naturales.