El Santuario de Guadalupe, ubicado en la colonia Hidalgo de Nuevo Laredo, se convirtió ayer en el epicentro de una de las manifestaciones de fe más significativas en México: la festividad en honor a la Virgen de Guadalupe.
Desde la madrugada del 12 de diciembre, miles de guadalupanos se congregaron en un ambiente de profunda devoción y gratitud.
La celebración comenzó con “Las Mañanitas” dedicadas a la Virgen del Tepeyac y continuó con misas que se oficiaron cada hora, desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche.
Feligreses de todas las edades acudieron para cumplir mandas, agradecer milagros o simplemente ser parte de esta jornada espiritual.
Muchos de ellos llegaron ataviados con vestimentas tradicionales, como trajes de Juan Diego o indumentarias inspiradas en la Virgen Morena.
Víctor Hugo, originario de Veracruz y residente de Nuevo Laredo, destacó que esta tradición ha formado parte de su vida por más de una década.
El padre Armando Arizola, párroco del Santuario, expresó su asombro ante la fe y la participación de los devotos: “Es impresionante ver cómo las personas se acercan a Jesús y a la Virgen María. Esta festividad nos llena de esperanza y gratitud. Pedimos por México, por el amor, el perdón y la unión entre los fieles”.
Las peregrinaciones, iniciadas el 29 de noviembre, culminaron con una asistencia masiva el día 12. Este año, el altar del Santuario presentó una gran “M”, símbolo de María como madre, modelo y misionera.
En su mensaje, el padre Arizola subrayó la importancia de la reconciliación, inspirándose en el relato de la Virgen de Guadalupe: “El perdón es clave para avanzar. Así como el Obispo reconoció la señal de la Virgen y pidió perdón a Juan Diego, debemos reconciliarnos con los demás y con nosotros mismos, guiados por el amor y la oración”.
La celebración de la Virgen de Guadalupe, símbolo de identidad y espiritualidad en México, unió a miles de corazones en un día de esperanza, agradecimiento y comunión.