Para el sector restaurantero de Nuevo Laredo este 2022 ha sido un comienzo de año sumamente complicado con incrementos excesivos a los precios de sus principales insumos como el gas, la luz, limón, aceite, aguacate, frutas, y lo más preocupante, la cuarta ola de la variante Ómicron del COVID-19 que ha hecho más difícil superar la cuesta de enero.
El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), Carlos Arteaga, dijo con preocupación que tan solo en este mes las ventas han caído entre un 20 y 30 por ciento, lo que les impide aumentar los precios a la carta, porque eso provocaría una baja peor de comensales y solo ahuyentarían más a los clientes.
“Ya la semana pasada empezamos a experimentar una baja en el número de clientes, estamos pensando aumentar los precios que se ofertan en los distintos negocios, pero se está analizando muy bien, ya que eso nos podría traer una afectación mayor, no queremos, pero el alza en insumos como el pollo, aguacate, limón se mantiene y eso nos impacta directamente a nosotros”, señaló Carlos Arteaga, presidente de Canirac, Nuevo Laredo.
Admitió que la rápida propagación de la cepa Ómicron ha provocado ausentismo de empleados, sin embargo, no ha sido necesario el cierre temporal de restaurantes, ya que se compensa con la baja afluencia de clientes.
Confirmo que aunque ha cambiado el semáforo epidemiológico de rojo a naranja para esta ciudad, la gente aún ve con cautela el salir, ya que a cada momento se enteran que algún amigo o familiar esta contagiado.