En la era digital, contar con un asistente personal disponible las 24 horas ya no es una fantasía, sino una realidad gracias a ChatGPT.
Esta inteligencia artificial generativa se ha convertido en una herramienta poderosa para aumentar la productividad, siempre y cuando se sepa cómo utilizarla correctamente.
Para sacarle el mayor provecho, es clave aprender a comunicarse con ella de forma precisa, clara y personalizada. A diferencia de un buscador tradicional, ChatGPT no responde de manera óptima a preguntas vagas o generales.
Funciona mediante “prompts”, que son instrucciones diseñadas para pedirle tareas específicas. Por eso, el secreto está en saber construir esas instrucciones con detalle, explicándole qué rol debe asumir, qué resultado se espera, cuál es el contexto de la petición y en qué estilo o formato se desea la respuesta.
Por ejemplo, si se quiere que redacte un texto para un blog científico, hay que decirle que actúe como experto en divulgación, que elabore un artículo sobre cierto tema, que tenga en cuenta información actualizada y que escriba en un tono profesional.
Cuanto más precisa sea la indicación, más útil será la respuesta. Una vez se dominan estos prompts, es posible entrenar a la IA para adaptarla a necesidades muy específicas.
Esto se logra proporcionándole ejemplos claros de lo que se desea, para que los tome como guía. También se le pueden subir documentos propios que sirvan de base de conocimiento, lo que le permite trabajar con mayor contexto.
Por otro lado, la función de memoria permite que ChatGPT recuerde preferencias del usuario, como el tono de comunicación, su ocupación o el tipo de tareas que suele solicitar.
Esto se configura fácilmente desde el menú de personalización en la cuenta. Otra ventaja es la posibilidad de crear GPTs personalizados.
Esta función permite diseñar versiones especializadas de ChatGPT, adaptadas a tareas concretas como elaborar informes, diseñar presentaciones o dar retroalimentación.
Se le puede asignar un nombre, instrucciones específicas y cargar archivos para que trabaje con información propia. Incluso se pueden compartir estos GPTs con equipos de trabajo o hacerlos públicos para otros usuarios.
Además, mediante la programación de tareas, se pueden establecer encargos recurrentes o notificaciones, como recibir reportes diarios o recordatorios en fechas clave.
En resumen, ChatGPT se vuelve un asistente realmente eficiente en la medida en que el usuario lo entrena y ajusta a su estilo de trabajo.
Si se le da el contexto adecuado y se afina la manera de pedirle las cosas, será capaz de ofrecer respuestas más útiles, personalizadas y precisas. Con el enfoque adecuado, se convierte en un compañero indispensable para cualquier actividad diaria.