El peso mexicano, durante los primeros siete meses del año, ha experimentado una apreciación histórica frente al dólar estadounidense. Al llegar al cierre de operaciones de julio, la divisa nacional ha acumulado una ganancia del 2.2% en el mes y del asombroso 14% durante el año, situando el tipo de cambio en aproximadamente 16.75 unidades por dólar. Esta situación ha llevado al precio del dólar en México a alcanzar niveles mínimos no vistos desde diciembre de 2015, llegando incluso a tocar un nuevo mínimo interanual de 16.62 pesos el viernes pasado.
Según explican desde Grupo Financiero Base, este comportamiento del tipo de cambio se debe a tres factores principales que ya habían apreciado el peso en 2022: la entrada de divisas por exportaciones, remesas e inversión extranjera directa; la política monetaria restrictiva llevada a cabo por el Banco de México (Banxico); y la preferencia de los inversionistas extranjeros por las inversiones denominadas en pesos. Sin embargo, es importante mencionar que también se han presentado movimientos especulativos impulsados por las expectativas relacionadas con el nearshoring.
El nearshoring es una práctica en la que las empresas buscan ubicar sus operaciones cerca de sus mercados de consumo, y se espera que esta tendencia genere un mayor crecimiento económico y un mayor flujo de divisas hacia México, tanto por inversión extranjera directa como por exportaciones. Ante esta expectativa, el mercado cambiario ha reaccionado adelantándose a la materialización de estas proyecciones para obtener el mayor rendimiento posible, lo que ha contribuido a la apreciación del peso.
Además de las expectativas del nearshoring, otro factor que ha contribuido al fortalecimiento del peso es la preferencia de los inversionistas por la moneda mexicana debido a su alta liquidez en el mercado latinoamericano y la facilidad de operar con ella durante todo el día, lo que brinda una mayor certidumbre a los inversionistas.
El Grupo Financiero Base proyecta que los próximos dos meses serán cruciales para el peso mexicano, y estiman la posibilidad de una mayor apreciación que lleve el tipo de cambio a un mínimo de 16.40 unidades. Sin embargo, también advierten que en octubre es común que se empiecen a ver depreciaciones del peso, especialmente en el último trimestre del año. Las decisiones de política monetaria tanto de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) como del Banco de México (Banxico) en el tercer trimestre serán determinantes para la evolución del tipo de cambio, ya que se espera que Banxico mantenga las tasas sin cambios durante el resto del año y comience a recortarlas en 2024, mientras que para la Fed se proyecta un posible aumento de 25 puntos base en su reunión de agosto y tasas finales en el rango de 5.50% a 5.75%.
De acuerdo con las proyecciones de Banco Base, se espera que el tipo de cambio cierre el año en el rango de 17.10 a 17.30 pesos por dólar, lo que implicaría una ganancia anual del aproximadamente 11%. Estas perspectivas muestran la volatilidad y la sensibilidad del peso mexicano a factores económicos y políticos tanto nacionales como internacionales, lo que hace del mercado cambiario una área de interés para inversores y analistas financieros.