El miércoles, el presidente Donald Trump dio un drástico giro en la imposición de los aranceles que han conmocionado a los mercados a nivel mundial, además de inquietar a miembros de su propio partido y suscitar el temor a una recesión.
Solo unas horas después de que los amplios gravámenes a casi 60 países entraran en vigor, el mandatario anunció que los suspendería durante 90 días.
Pero el mandatario no revirtió los aranceles a China y, más bien, volvió a aumentar los gravámenes a todas las exportaciones de ese país a Estados Unidos, lo que eleva al 125 por ciento esos impuestos.
Esta decisión sucedió después de que Pekín aumentara sus gravámenes sobre los productos estadounidenses hasta el 84 por ciento, una escalada de tensiones entre las mayores economías del mundo.
En una publicación en Truth Social, el presidente dijo que había autorizado “una PAUSA de 90 días” en la que los países se enfrentarían a “un Arancel Recíproco sustancialmente reducido” del 10 por ciento.
Como resultado, ahora casi todos los socios comerciales se enfrentan a un arancel general del 10 por ciento, además de los aranceles del 25 por ciento que Trump ha impuesto a los automóviles, el acero y el aluminio.
Los mercados en caída se recuperaron rápidamente tras el mensaje de Trump. El S&P 500 subió varios puntos porcentuales en cuestión de minutos, y cerró con un aumento de más del 9 por ciento, lo que invirtió de manera abrupta varios días de pérdidas.
El miércoles fue el mejor día para el S&P 500 desde la recuperación de la crisis financiera de 2008.
