El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado las negociaciones para decidir el futuro de TikTok, la popular aplicación de videos cortos que enfrenta restricciones en el país. Según declaraciones del mandatario en el Air Force One durante un vuelo a Florida, se encuentra en diálogo con diversas personas “muy importantes” para evaluar una posible compra de la plataforma. La resolución final, afirmó, podría darse en un plazo de 30 días, aunque el Congreso otorgó 90 días para tomar una decisión.
El gobierno de Trump explora un plan en el que la empresa de software Oracle, junto con un grupo de inversores externos, podría tomar el control de las operaciones de TikTok en Estados Unidos. Bajo este esquema, ByteDance, la compañía china propietaria de la aplicación, conservaría una participación en la empresa, pero las operaciones relacionadas con la recopilación de datos y actualizaciones de software serían supervisadas por Oracle, lo que reduciría las preocupaciones de seguridad nacional.
Aunque Trump negó haber conversado directamente con Larry Ellison, fundador de Oracle, mencionó que hay varios interesados en la compra. Según fuentes cercanas a las negociaciones, los detalles del acuerdo aún son fluidos y podrían incluir las operaciones de TikTok en Estados Unidos y otras regiones. Además, se contempla la participación de algunos inversores estadounidenses de ByteDance, como General Atlantic, Kohlberg Kravis Roberts (KKR) y Sequoia Capital.
TikTok, que cuenta con 170 millones de usuarios en el país, se ha convertido en un punto de conflicto entre Estados Unidos y China, debido a preocupaciones sobre el manejo de datos personales. Trump expresó que, de lograrse un acuerdo para salvar la plataforma, sería algo positivo tanto para los usuarios como para las partes involucradas. Sin embargo, las negociaciones continúan en un entorno incierto, mientras expertos debaten sobre la viabilidad y el alcance de cualquier solución.
Con millones de usuarios activos y una influencia creciente, TikTok se mantiene en el centro de la polémica, mientras el gobierno estadounidense busca equilibrar la seguridad nacional con los intereses comerciales y tecnológicos.