Donald Trump elogió públicamente a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a quien calificó como “una mujer fantástica” y “muy amable”, durante una reunión con su gabinete, destacando que mantiene una buena relación con ella. Sin embargo, estas declaraciones contrastaron con su postura firme sobre la política arancelaria, al asegurar que gracias a los aranceles impuestos durante su gobierno, al menos tres plantas automotrices que estaban en construcción en México fueron reubicadas en Estados Unidos.
A pesar del impacto directo en la industria mexicana, Trump negó cualquier intención de dañar al país vecino y recalcó que sus decisiones se centran en proteger la economía estadounidense. “Me gusta México”, afirmó, mientras celebraba el regreso de empresas como Honda y Stellantis al territorio estadounidense. La presidenta Sheinbaum ha buscado mantener una relación cordial con Trump desde el inicio de su mandato en 2024. Tras la victoria electoral del exmandatario, ambos sostuvieron una llamada telefónica en tono positivo. No obstante, Sheinbaum respondió con firmeza ante las amenazas arancelarias, advirtiendo que México tomaría represalias si se implementaban impuestos desproporcionados a las exportaciones.
En febrero de 2025, ambos gobiernos lograron un acuerdo temporal para suspender los aranceles durante un mes: México desplegó 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte y Estados Unidos prometió medidas contra el tráfico de armas hacia México. Pese a las diferencias, Trump reconoció avances en seguridad bajo el gobierno de Sheinbaum, en especial en el combate al tráfico de drogas y la migración ilegal. La mandataria, por su parte, ha reiterado su rechazo a cualquier intervención militar estadounidense y ha promovido una reforma constitucional para fortalecer la soberanía nacional.
En un plano regional, Sheinbaum impulsa la integración latinoamericana como estrategia frente al proteccionismo estadounidense, proponiendo desde la CELAC una cumbre regional para defender el bienestar económico común. La relación entre ambos líderes combina diplomacia con fricciones, marcando una nueva etapa en la compleja dinámica bilateral entre México y Estados Unidos.