Dos jóvenes fotoperiodistas, Berenice Giles y Miguel Hernández, perdieron la vida durante el festival AXE Ceremonia realizado en el Parque Bicentenario, tras el colapso de una grúa no autorizada que sostenía decoraciones del evento. Ambos trabajaban para el medio independiente Mr. Indie sin contrato ni prestaciones. El accidente ocurrió la tarde del sábado, pero fue hasta la madrugada del domingo cuando la alcaldía Miguel Hidalgo colocó sellos de suspensión y se canceló la segunda jornada del festival. A pesar del incidente, los organizadores, Eco Live, esperaron ocho horas para reconocer públicamente lo sucedido, generando aún más indignación entre colegas, familiares y la comunidad periodística
Los familiares de las víctimas denunciaron obstáculos para identificar los cuerpos, mientras que periodistas y compañeros de trabajo realizaron una manifestación afuera del recinto, reclamando justicia, mejores condiciones laborales y señalando el manejo opaco del festival. Durante el acto, condenaron la omisión de responsabilidades de los organizadores y la respuesta tardía de las autoridades, especialmente luego de que se supo que la grúa no había sido incluida en el programa de protección civil ni estaba presente en la inspección oficial del viernes. La estructura fue instalada sin previo aviso y colapsó debido a ráfagas de viento.
El alcalde Mauricio Tabe responsabilizó directamente a Eco Live por haber tomado decisiones que pusieron vidas en riesgo, y aseguró que la alcaldía no había autorizado la instalación de dicha grúa. También desmintió las acusaciones de omisión por parte de la Secretaría de Protección Civil, aclarando que ambas instancias verificaron el lugar el día anterior y que las condiciones eran seguras. Por su parte, la jefa de Gobierno Clara Brugada lamentó las muertes y se comprometió a seguir de cerca la investigación de la Fiscalía de la CDMX.
Hasta el cierre de esta edición, ni Eco Live ni Mr. Indie han emitido un comunicado formal sobre el incidente ni se han hecho responsables de los gastos funerarios. Algunos fundadores del festival incluso desactivaron sus redes sociales. La comunidad periodística exige que este caso no quede impune.
