El martes, Rusia anunció un significativo avance en la zona ocupada de Ucrania al retomar la localidad de Krinki, ubicada en la orilla oriental del río Dniéper. El ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, comunicó este éxito al presidente Vladimir Putin, poco después de que las fuerzas rusas tomaran la ciudad de Avdiivka en el este de Ucrania. Este logro militar se produce a pocos días de que el conflicto entre Rusia y Ucrania entre en su tercer año.
Shoigú informó a Putin que Krinki ha sido completamente asegurada, declarando que toda la margen oriental del Dniéper está ahora bajo el control ruso. La situación se torna más tensa, ya que las fuerzas ucranianas se retiraron de Avdiivka debido a la escasez de suministros, una acción que Putin describió como una «fuga caótica». Esta victoria estratégica en Avdiivka es la primera conquista significativa de Rusia desde mayo de 2023.
Mientras que Rusia celebra estos avances, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, expresó su preocupación por la situación extremadamente difícil en varias partes del frente. Las fuerzas rusas continúan lanzando ataques, registrándose al menos 84 en las últimas 24 horas, según el Estado Mayor ucraniano. A pesar de los intentos de Ucrania por repeler estos ataques, la fatiga acumulada y la falta de apoyo internacional inmediato plantean desafíos significativos.
Zelenski agradeció a Suecia por una nueva ayuda militar valorada en aproximadamente 633 millones de euros. Sin embargo, la comunidad internacional enfrenta la difícil situación de proporcionar apoyo eficaz y oportuno a Ucrania. Mientras tanto, los enfrentamientos y bombardeos persisten, con trágicas consecuencias para los civiles, como el reciente bombardeo en Sumi que resultó en la muerte de una madre, sus dos hijos y su abuela, así como otro civil.
La escalada de tensiones y la persistencia del conflicto plantean desafíos significativos para las negociaciones diplomáticas y resaltan la necesidad urgente de una solución pacífica en la región.