La gran final del Mundial de Clubes de la FIFA 2025, disputada entre Chelsea y PSG en el MetLife Stadium, tuvo un arranque espectacular gracias a la participación de Robbie Williams y Laura Pausini, quienes interpretaron por primera vez Desire, el nuevo himno oficial del torneo. Con un estadio lleno y la mirada del mundo puesta en el encuentro, la dupla británica-italiana dio el tono emotivo de la noche al presentar una canción que busca transmitir un mensaje de paz y hermandad a través del futbol.
La actuación, que mezcló versos en inglés y español, mostró la buena química entre ambos artistas. Robbie Williams, quien funge como Embajador Musical de la FIFA, fue el encargado de componer Desire, mientras que Laura Pausini sumó su voz para reforzar el espíritu multicultural de este nuevo formato del certamen. Para Williams, hincha de toda la vida del modesto Port Vale FC de la League One inglesa, el momento fue especial al apoyar indirectamente a un club de su país, representado en esta ocasión por el Chelsea.
La ceremonia de apertura fue apenas el inicio de un espectáculo musical que se extendió hasta el medio tiempo. J Balvin y Doja Cat encendieron la cancha con un setlist que incluyó Mi gente y Woman, respectivamente, y que sirvió de antesala para un invitado sorpresa: Chris Martin, líder de Coldplay, quien cerró con A Sky Full of Stars. Martin, quien ya prepara un show especial para la inauguración del Mundial de 2026 en el Estadio Azteca, dejó ver parte de su propuesta para el próximo gran evento futbolístico.
Entre la emoción y la música, la presencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no pasó desapercibida ni entre los asistentes ni en redes sociales. Usuarios criticaron la ironía de que un espectáculo que aboga por la unión mundial tuviera como testigo a un mandatario conocido por sus políticas de deportación y discurso divisivo. Aun así, la fiesta futbolera se impuso y Chelsea, impulsado por la atmósfera y la música, se coronó con un contundente triunfo de 3-0 sobre el PSG.
La noche también dejó huella por la participación de Emmanuel Kelly, artista australiano nacido con discapacidad debido a la exposición prenatal a armas químicas, quien desde el escenario celebró el espíritu de inclusión del evento. Con Desire convertido ya en el himno oficial, la FIFA muestra su apuesta por usar la música como puente para unir culturas y naciones, prometiendo más sorpresas rumbo a la próxima Copa del Mundo.