La actriz, que tenía 39 años, fue encontrada sin vida por su madre el pasado 26 de febrero en su apartamento de Central Park South, en Nueva York.
En ese momento, el repentino deceso generó conmoción entre sus fans y colegas, especialmente porque meses antes se había sometido a un trasplante de hígado, lo que alimentó muchas especulaciones sobre su estado de salud.
De hecho, varios seguidores ya habían expresado su preocupación tras notar un aspecto visiblemente más frágil en las últimas publicaciones de Instagram de la actriz.
Las imágenes encendieron las alarmas: su delgadez y mirada cansada contrastaban con la energía que la caracterizó durante su carrera.
Sin embargo, tras recibir los resultados de los exámenes forenses, se confirmó que la causa oficial de su muerte fue una complicación derivada de la diabetes mellitus, condición con la que la actriz aparentemente luchaba de manera privada.
La noticia tomó por sorpresa a muchos, incluidas celebridades como Rosie O’Donnell, David Boreanaz y Melissa Gilbert, quienes no dudaron en rendirle homenaje en redes sociales, recordando su talento, dulzura y la chispa única que llevó a cada personaje.