El presidente de Rusia, Vladimir Putin, visitó por primera vez la región fronteriza de Kursk tras los recientes avances militares rusos contra las tropas ucranianas. Durante su visita, Putin, vestido con un uniforme militar pixelado, inspeccionó un centro de control utilizado por las fuerzas rusas y exigió la pronta «liberación total» de la región de las tropas ucranianas. Además, aseguró que los soldados ucranianos capturados deberían ser tratados como «terroristas», argumentando que aquellos que cometen crímenes contra civiles o se oponen a las fuerzas rusas no merecen la protección de las convenciones de Ginebra.
En su encuentro con el jefe del Estado Mayor ruso, Valery Gerasimov, Putin fue informado de que las tropas ucranianas en Kursk están rodeadas y que su «destrucción sistemática» está en marcha. Según Gerasimov, 430 soldados ucranianos han sido capturados en los últimos avances, señalando que muchos se entregaron al considerar inútil seguir resistiendo. El mandatario ruso subrayó que el objetivo es erradicar cualquier presencia ucraniana en la región lo antes posible, consolidando así el control ruso en la zona.
En medio de las crecientes tensiones, la administración de Donald Trump ha enviado a Steve Witkoff, uno de sus emisarios de confianza, a Moscú para discutir un posible alto el fuego de 30 días negociado con Ucrania. Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, confirmó que Witkoff, quien ya se reunió con Putin en febrero, abordará la propuesta de tregua directamente con el Kremlin. El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Mike Walz, también ha mantenido conversaciones con su homólogo ruso, mientras Trump expresó su esperanza de que Putin acepte el acuerdo, aunque no aclaró qué medidas tomaría si el mandatario ruso rechaza la propuesta.
Este movimiento diplomático ocurre en un contexto en el que Rusia busca consolidar sus recientes avances militares en Kursk, mientras que Estados Unidos intenta impulsar un cese al fuego para frenar la escalada del conflicto. La visita de Putin a la región subraya la determinación del Kremlin de reforzar su control territorial y endurecer su postura frente a las fuerzas ucranianas y la comunidad internacional.