Durante una reunión con funcionarios municipales, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos fueron fraudulentas. Putin alega que boletas fueron compradas por diez dólares, completadas sin supervisión y depositadas en buzones, sin control gubernamental. Estas declaraciones se dan en medio de tensiones crecientes entre Rusia y Estados Unidos.
En 2016, el Kremlin fue acusado de interferir en las elecciones estadounidenses, acusaciones que Putin ha negado. El presidente ruso, en el poder desde el 2000, tiene planes de presentarse para la reelección en los comicios rusos de marzo próximo, buscando permanecer en el Kremlin hasta 2030 en caso de victoria.
En respuesta, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, advierte desde el Foro de Davos que Putin es un «depredador» que continuará con la invasión de su país. Zelenski pide más medios aéreos para enfrentar la invasión rusa, destacando la situación en el este de Ucrania y la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014.
Estas declaraciones y tensiones entre Rusia y Ucrania se suman a la complejidad de las relaciones internacionales en un contexto político mundial tenso.