Miles de manifestantes se congregaron en Buenos Aires en una contundente protesta contra las medidas de ajuste económico implementadas por el presidente argentino, Javier Milei. Esta movilización, convocada por organizaciones políticas y sociales de izquierda, desafió el reciente protocolo de seguridad del gobierno que prohíbe los cortes de calles.
En un clima tenso, los manifestantes se enfrentaron con fuerzas de seguridad, expresando su rechazo hacia las políticas de Milei, que buscan reducir el déficit fiscal con medidas como una significativa devaluación del peso, despidos en el sector público y recortes en subsidios.
El presidente Milei, desde su posición en el Departamento de Policía, supervisó la situación mientras las fuerzas de seguridad intentaban contener el avance de la manifestación. Por su parte, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, afirmó que el gobierno no permitirá cortes de calles, aunque reconoció que este es el primer día de aplicación del nuevo protocolo.
La protesta, que también conmemoró un aniversario de movilizaciones contra gobiernos anteriores, ha generado tensiones y divisiones en la opinión pública, reflejadas en encuestas que muestran un apoyo mayoritario a la prohibición de bloqueos en las calles.
Por otro lado, desde el gobierno se ha acusado a ciertas organizaciones convocantes de la marcha, como el Polo Obrero, de utilizar estas movilizaciones como una forma de intermediación para obtener beneficios económicos, generando una dura confrontación discursiva entre ambas partes.
Esta movilización no solo representa un rechazo hacia las políticas de ajuste de Milei, sino que también pone en relieve el conflicto entre el derecho a la protesta reconocido constitucionalmente y los intentos del gobierno por mantener el orden público.