El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, se encuentra en el centro de una controversia después de haber declarado una ley marcial el 3 de diciembre, que duró solo seis horas antes de ser anulada por el parlamento. En un mensaje televisado, Yoon defendió su decisión y afirmó que lucharía «hasta el último minuto» para mantener su postura. También ofreció disculpas al pueblo surcoreano, reconociendo que su acción había causado sorpresa y preocupación entre la población. A pesar de la crítica generalizada, el presidente insistió en que su lealtad al pueblo surcoreano era «cálida» y «sincera».
Este incidente ha desencadenado una serie de investigaciones legales. Yoon está siendo investigado por «insurrección» debido a su intento de declarar la ley marcial sin justificación, lo que también involucra a su círculo cercano. Como resultado, el presidente tiene prohibido salir del país mientras se lleva a cabo la investigación. En un giro aún más polémico, la policía intentó allanar el despacho presidencial el 10 de diciembre, pero los guardias de seguridad lo impidieron. La oposición, liderada por el Partido Democrático, ha amenazado con presentar una demanda contra el personal de seguridad si continúan bloqueando las acciones de la policía.
En medio de este conflicto, Yoon ha reconocido que deberá asumir la «responsabilidad legal y política» por la declaración fallida de la ley marcial, aunque acusó a la oposición de empujar al país hacia una «crisis nacional». El presidente también expresó su descontento con el parlamento, dominado por la oposición, acusándolos de ser una amenaza para el orden constitucional y la democracia de Corea del Sur.