El gobierno portugués ha decidido no implementar un programa específico para indemnizar a otros países por su pasado colonial, aunque no descarta la posibilidad de pedir perdón por algunos episodios particulares, según declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores, Paulo Rangel. Durante un debate en el Parlamento sobre reparaciones históricas, Rangel afirmó que no habrá un proceso o programa de acciones específicas para indemnizar por el colonialismo portugués. Sin embargo, subrayó que “cuando sea justo pedir perdón, lo haremos”, mencionando específicamente la masacre de Wiriyamu en Mozambique en 1972, donde aproximadamente 400 civiles fueron asesinados durante la guerra de independencia.
En 2022, altos representantes del Estado portugués ya habían reconocido la responsabilidad de Portugal en este y otros actos inexcusable. El ex primer ministro socialista Antonio Costa había pedido perdón por la masacre de Wiriyamu, calificándola de un “acto inexcusable”. Este reconocimiento marcó un paso significativo en el reconocimiento de los horrores del colonialismo portugués.
El debate sobre las reparaciones coloniales resurgió a finales de abril, cuando el presidente conservador Marcelo Rebelo de Sousa mencionó el tema días antes del 50º aniversario de la Revolución de los Claveles. Esta revolución no solo instauró la democracia en Portugal, sino que también puso fin a 13 años de guerras coloniales y facilitó la independencia de excolonias como Angola y Mozambique. Rebelo de Sousa afirmó: “Somos responsables de lo que hicimos allá. (…) Hay que pagar los costos”, una declaración que provocó reacciones significativas.
Las palabras del presidente causaron controversia, especialmente entre los miembros del partido de extrema derecha Chega, que propusieron en el parlamento acusar a Rebelo de Sousa de traición. Este incidente subraya las divisiones profundas en la sociedad portuguesa respecto a cómo enfrentar y reconciliarse con su pasado colonial.
El enfoque de Portugal hacia su historia colonial, reconociendo errores sin comprometerse a indemnizaciones, refleja un intento de balancear entre la admisión de culpabilidad y la pragmática realidad económica y política. Este enfoque podría servir como un ejemplo para otras naciones con pasados coloniales complicados, al buscar formas de reconciliación y justicia sin necesariamente recurrir a indemnizaciones financieras.