La vacuna de AstraZeneca contra el COVID-19 está en la mira del mundo. Hasta el martes, 17 países europeos han suspendido la aplicación de esta vacuna, después de que se señalaran problemas sanguíneos en las personas vacunadas, como la aparición de trombos y dificultades para coagular.
Varios países han aplicado medidas similares desde que Dinamarca fue el primero en hacerlo el pasado jueves, debido a la detección de casos inusuales de trombosis en varios pacientes, uno de ellos fallecido, al igual que en Noruega.
Es el caso de Alemania, Francia, España e Italia, que se coordinaron este lunes para parar la vacunación con AstraZeneca a la espera de que las autoridades europeas evalúan si supone algún riesgo de trombosis.
La secretaria de Estado de Industria de Francia, Agnès Pannier-Runacher, explicó hoy que «no es casualidad» que esos cuatro países comunicaran el mismo día la suspensión de la administración de dosis AstraZeneca.
«Nos hablamos», subrayó la secretaria de Estado al ser preguntada sobre si la decisión francesa fue consecuencia del anuncio hecho poco antes por Alemania. La razón de ese parón es que «no podemos permitir que haya dudas» sobre ese producto, y eso aunque «estadísticamente no hay elementos que induzcan a pensar que hay una relación» de causa efecto entre los casos de trombosis que ha habido y la inoculación de la vacuna.
Recordó que en la Unión Europea (UE) se han censado una treintena de casos de los más de cinco millones de dosis administradas y en el Reino Unido 24 sobre diez millones.
Por su parte el gobierno alemán informó este martes de la suspensión de la reunión virtual sobre la campaña de vacunación prevista para el miércoles entre la canciller, Angela Merkel, y los poderes regionales después de la interrupción en este país de manera preventiva de la vacuna de AstraZeneca.
El Ministerio de Sanidad apuntó que será en todo caso la EMA la que decida en último término «si esta nueva información afecta a la autorización de la vacuna y en qué forma”.