La ciudad rusa de Belgorod se encuentra en estado de alerta y movilización, ya que los residentes se organizan para evacuar a sus hijos debido a la creciente violencia generada por bombardeos ucranianos. La preocupación ha aumentado desde un ataque sin precedentes a fines de diciembre que dejó 25 muertos, llevando a la ciudad a prepararse para la evacuación de al menos 400 niños.
El aumento de los ataques ha llevado a las autoridades locales a posponer el inicio de las actividades escolares hasta el 19 de enero y ofrecer la posibilidad de evacuación para aquellos que lo deseen. Padres preocupados, como Elena Gokova, han optado por enviar a sus hijos a lugares más seguros, buscando pensiones cerca de Kaluga, a 500 km al norte de Belgorod.
Aunque el programa de evacuación es modesto, con 392 alumnos previstos para salir este miércoles hacia las regiones de Kaluga y Voronej por un período de 21 días, se estima que alrededor de 1,300 están dispuestos a participar. Esta medida se toma en medio de la preocupación constante de los residentes que viven con el temor diario de los bombardeos ucranianos.
La ciudadanía expresa su inquietud, destacando la necesidad de proteger a los niños, quienes han manifestado su miedo ante las explosiones. La evacuación se presenta como una opción para garantizar la seguridad de los menores en un contexto donde la incertidumbre y el riesgo son constantes.
A pesar de la situación tensa, algunos residentes muestran su determinación de quedarse en Belgorod, a menos de 40 kilómetros de la frontera con Ucrania y en primera línea de los ataques ucranianos en territorio ruso. El conflicto entre Rusia y Ucrania ha generado un intercambio de ataques, con Ucrania prometiendo «destruir» al ejército ruso, y Rusia intensificando sus bombardeos en represalia. La población civil, atrapada en medio de este conflicto, vive con miedo constante y la incertidumbre de lo que pueda suceder a continuación.