En los Juegos Olímpicos de París 2024, el velocista estadounidense Noah Lyles, uno de los grandes nombres del atletismo mundial, se encontró en medio de la polémica tras su participación en los 200 metros. Aunque Lyles llegó a la final como favorito después de haber ganado la medalla de oro en los 100 metros, los resultados en su especialidad no fueron lo que él y su equipo esperaban. El botsuano Letsile Tebogo se llevó el oro con un tiempo de 19.46 segundos, mientras que Lyles solo logró el bronce, registrando 19.70 segundos, un resultado que dejó sorprendidos a muchos, considerando que Lyles es el número uno del ranking mundial.
Lo que elevó la controversia fue la aparición de una amonestación junto al nombre de Lyles en los resultados oficiales, bajo la «Regla WA TR7.1 – Conducta inapropiada». A esto se sumó la revelación de que Lyles había contraído COVID-19. En una entrevista con la cadena NBC, Lyles confirmó que había dado positivo al virus, lo que planteó serias preguntas sobre su estado de salud durante la competición y las posibles implicaciones para otros atletas.
La carrera de 200 metros comenzó como cualquier otra, pero terminó de manera inesperada. Después de cruzar la línea de meta, Lyles se desplomó, visiblemente afectado. El personal médico lo asistió rápidamente, y el atleta fue sacado del estadio en silla de ruedas. Las imágenes de un Lyles abatido generaron preocupación entre sus seguidores y levantaron interrogantes sobre si debía haber competido en esas condiciones.
El estadounidense, quien había conquistado los 100 metros con un tiempo de 9.79 segundos, su mejor marca personal, se encontraba en una posición difícil. Las expectativas de que lograra el doblete en velocidad, ganando tanto los 100 como los 200 metros, se desvanecieron con su actuación en la segunda prueba. El resultado fue un reflejo de los retos que enfrentó, tanto por el desgaste físico como por el impacto del COVID-19 en su rendimiento.
En sus declaraciones, Lyles mencionó que, a pesar de su condición, decidió correr porque se le había informado que era posible. Su intención de participar en la final de los 200 metros, a pesar de la enfermedad, muestra su determinación y compromiso con el deporte, aunque la decisión ha sido cuestionada por algunos sectores, quienes consideran que podría haber puesto en riesgo su salud y la de otros atletas.
El COVID-19 ha sido una presencia constante en estos Juegos de París, con la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalando que al menos 40 atletas habían dado positivo al virus o a otras enfermedades respiratorias desde el inicio de las competiciones. El caso de Lyles es uno de los más destacados, dada su prominencia en el atletismo y las expectativas que había en torno a su desempeño.
La amonestación bajo la Regla WA TR7.1, que sanciona la conducta inapropiada, ha generado especulaciones sobre el comportamiento de Lyles durante la competición. Sin embargo, hasta el momento, los detalles exactos de lo que motivó esta decisión no han sido clarificados, lo que deja espacio para la incertidumbre y la controversia.