Las calles de la Ciudad de México se llenaron de aplausos y cantos mientras miles de seguidores dieron el último adiós a Paquita la del Barrio. La carroza fúnebre recorrió varios puntos emblemáticos de la capital, en un homenaje marcado por la admiración y gratitud del pueblo hacia la icónica cantante.
Desde tempranas horas, la procesión fúnebre inició su trayecto, pasando por avenidas como Gral. Prim, Abraham González, Morelos, Paseo de la Reforma, Juárez y Eje Central. Uno de los momentos más emotivos ocurrió en Plaza Garibaldi, donde los mariachis entonaron con gran sentimiento algunos de sus temas más icónicos, como «Rata de dos patas» y «Cheque en blanco».
En el Mercado Martínez de la Torre, cientos de personas rodearon la carroza, impidiendo momentáneamente su avance mientras coreaban sus canciones y lanzaban flores blancas en su honor. Este gesto espontáneo demostró el inmenso carisma y legado que Paquita deja en la música popular mexicana.
A las 10:30 a.m., sus cenizas fueron resguardadas en la capilla de la funeraria García López, donde familiares y amigos ofrecieron oraciones privadas. Más tarde, a la 1:00 p.m., se llevó a cabo una misa en su honor, para posteriormente abrir las puertas de Casa Paquita, en la calle Zarco, donde el público pudo despedirse de ella una vez más.
La colonia Guerrero, su hogar por décadas, vibró con música y recuerdos. Vecinos y seguidores aseguraron que su espíritu permanecerá en el barrio que la vio crecer como artista. «Paquita se queda en el barrio», afirmaron entre lágrimas, mientras una banda sinaloense interpretaba algunas de sus canciones más entrañables.
El último adiós en Plaza Garibaldi fue un reflejo de la huella imborrable que Paquita la del Barrio dejó en la cultura popular. La cantante, reconocida por su inconfundible voz y por ser un símbolo de la música ranchera, seguirá viva en el corazón de su pueblo.
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