NORA ALICIA ZAPATA
Con la procesión y bendición de ramos ayer dio inicio Semana Santa con la celebración del Domingo de Ramos, empezando con una marcha que empezó en la explanada Esteban Baca Calderón siguieron por la avenida Guerrero para concluir en la Catedral del Espíritu Santo con la misa que ofició Monseñor Enrique Sánchez Martínez.
Después de 3 años que se suspendieron actividades masivas por la situación que se vivió por el covid, la Diócesis de Nuevo Laredo este año retomó esta actividad con la participación de la feligresía católica principalmente adolescentes y jóvenes.
“Iniciamos la Semana Santa con el gozo y la alegría de los adolescentes y jóvenes, es un signo muy bonito para nuestra sociedad y la ciudad, jóvenes llenos de alegría y de esperanza de algo nuevo, y eso es el sentido de este día de la procesión de Ramos y la misa del Domingo de Ramos”, dijo Monseñor Enrique Sánchez Martínez, Obispo de la Diócesis de Nuevo Laredo.
Agregó “es reconocer que ese Rey que entra triunfante no es un Rey poderoso como el mundo, sino un rey poderoso desde el amor y eso es lo que celebramos y que nos recuerda a los hombres”.
Señaló que desde la Navidad pasada se ha visto una gran participación y disponibilidad de la feligresía católica que poco a poca ha estado participando de las actividades que realiza la Iglesia; y la asistencia ha ido en aumento.
Domingo de Ramos antecede las celebraciones que se realizan en Semana Santa Señaló que es la primera de las celebraciones de la Semana Santa y hoy se hace como un esumen.
“El Domingo de Ramos es como un resumen de todo lo que va a suceder porque desde ese momento de la celebración de la entrada de Jesús a Jerusalén, pero allá en misa vamos a escuchar la lectura de la Pasión, desde el evangelio de San Mateo donde la Pasión es un resumen de lo que Jesús asumió, vivió en su muerte y resurrección”, explicó.
En su mensaje Monseñor Enrique Sánchez Martínez dijo “especialmente que en este día nos dejemos invitar por Jesús y podamos acudir al llamado, principalmente los fieles católicos pero a todos los hombres y mujeres de buena voluntad acudamos a Dios, de que volteemos nuestros ojos a Dios y que reflexionemos sobre lo más importante de que es de nuestra vida y podamos ver con esperanza lo que viene, el futuro.
