POR JOSÉ INÉS FIGUEROA VITELA
Todos podemos volver a hacer historia. La elección del Poder Judicial es una oportunidad que nos estamos dando, aquí y ahora, para borrar las trabas y taras que nos heredó el viejo sistema, en la administración de la justicia.
De manera personal o por testigos directos cercanos, es decir, porque lo sufrimos, o alguien cercano lo hizo, sabemos el nivel de putrefacción a que llegó el Poder Judicial, entregado a intereses políticos, puesto al mejor postor y/o durmiendo el sueño de los justos, hasta la ignominia.
La única forma de limpiarlo, era desaparecerlo de plano y reinventarlo, pues el enraizamiento de sus vicios impedía -y de hecho sigue tratando de hacerlo- la consumación de un nuevo orden, digno y dignificante.
Aunque más del 80 por ciento de los jueces y juezas en funciones se inscribieron para continuar en el cargo, se considera que a lo mucho, el 40 por ciento de ellos podrá trascender hasta la instalación de los electos en junio, luego de la criba que seguirá siendo la población escrutadora.
Solo el voto ciudadano predominante, manifiesto para el integración de las Cámaras, está permitiendo transformar ese Poder, para ponerlo acorde a los nuevos tiempos, alejado de la ficción denigrante a la que se llevó el andamiaje jurisdiccional.
Otra vez, toca a los ciudadanos extender un nuevo esfuerzo, en aras de consumar hasta sus últimas consecuencias el proceso transformador del Poder Judicial.
Ciertamente, se trata de una elección inédita, extraordinaria y compleja en extremo, cargada de retos legales, operativos y presupuestarios en no pocos frentes.
Atiende a una geografía electoral distinta a la que conocemos -ni las mismas casilla, ubicaciones, jurisdicciones-; votaremos poniendo números en recuadros -en lugar de cruzar emblemas, nombres, imágenes- de quienes, además, van a campaña en medio de mucha acotaciones, sin prerrogativas ni derecho a financiamiento privado.
ELECCIÓN CONVERGENTE
Nada más en las definiciones, ahí les encargo; es una elección “convergente”, porque se votará por cargos federales y estatales; es “múltiple”, porque hay varios candidatos para cada cargo y será de múltiple decisión, porque quienes obtengan el mayor número de votos serán quienes encabecen los tribunales.
En el caso de los tamaulipecos, van a elegir 45 cargos de orden federal y 147 de lo local, seccionados por jurisdicciones, hablando de jueces y juezas, para los qué hay 318 candidatos de lo federal y 396 de lo local, quienes aparecerán en 6 boletas de la elección superior y dos o tres -lo está valorando el IETAM- de lo local.
Si en las elecciones intermedias y en las extraordinarias -como las del Senado para cubrir la ausencia del 2023- la votación apenas rondó el 20 por ciento -o el abstencionismo el 80 por ciento-, con mayores elementos para la promoción, el temor es que esta se mantenga en esos o hasta menores niveles.
Por eso es importante que, si como mexicanos y tamaulipecos ya votamos porque la transformación de la vida nacional continúe, igual lo hagamos porque en su consumación, los Ministros, Magistrados y Jueces que encarcelaron al inocente, le negaron el derecho a la desvalida, protegieron al delincuente común y al político que nos robó, acaben de irse y nunca vuelvan, si no es que se les haga pagar sus crímenes contra el pueblo.
Por ello hay que tener conciencia y no perder de vista el proceso electoral judicial, siguiendo cada paso de su procedimientos y preparándonos para ir a votar el domingo, primero de junio, porque se vayan los malos y lleguen los buenos, a impartir justicia sin más adjetivos que el imperio del estado de derecho.
Habrá quien diga que la abogada por excelencia de temporada, representante de la transformación, lo sea la asesora jurídica del Ejecutivo, TANIA CONTRERAS, como para volcar los votos a su favor para asegurarse de que será quien presida el nuevo Poder Judicial del Estado.
Esa es una buena razón. Igual, por quienes no tienen la capacidad, -que podemos ser todos, me incluyo- de identificar y aprenderse tantos nombres de aspirantes a juzgadores y juzgados, en algún momento deberemos identificar al menos por quién no votar.
QUIENES SON GÉNERICOS
Sabemos quienes son, en genérico: aquellos que fueron puestos por y sirvieron, al exgobernador de triste memoria y su banda, en los latrocinios, persecuciones y agresiones contra los ciudadanos que se les atravesaron en el camino de sus aperitivos y perversidades.
Ya habría oportunidad para irles poniendo nombre y apellido. De ahí la trascendencia de permanecer atentos y no perder de vista el proceso para la renovación del Poder Judicial Federal y del Estado. En ello vamos todos.