POR José Inés Figueroa Vitela
Ayer se concretó la cuarta visita del Presidente de la República a Tamaulipas, en menos de medio año que va del nuevo gobierno estatal liderado por el doctor AMÉRICO VILLARREAL ANAYA.
En torno de la visita a la Refinería Madero, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR felicitó al Gobernador por la presentación de su Primer Informe de Gobierno, del que recibió de propia mano una copia.
“Vas muy bien y tienes todo mi confianza”, le dijo el de Macuspana al tamaulipeco, al refrendarle que mantendrá todo el apoyo federal al Estado. Ahí se enmarca la recuperación del centro de refinamiento de hidrocarburos visitado, que en tres años ha ido recuperando su capacidad productiva y para fin de este andará en los 160 mil barriles diarios de combustibles.
Obras son amores, dice el dicho y AMLO complementa: amor con amor se paga. ¿Y qué tiene?, preguntan con enfado algunos de los próceres del nuevo orden doméstico, cuando se les señala algún beneficiarios del pasado reciente, que sigue gozando de privilegios públicos, pese a haber participado de la estrategia de ataques en campaña.
Tienen razón; cada cual, en las cúpulas, puede adoptar las políticas públicas que quiera –por eso está ahí- y beneficiar o no, perjudicar o no, a quien se les hinche la gana. Si hasta el perro y su dueño, que nos había prometido, con lágrimas en los ojos, que no lo volverían hacer, hasta las siguientes generaciones nos siguieron robando, ya nada debería sorprendernos.
El tamaño de los resquemores se medirá en su momento… que sea para bien. Ahora las copias de las CURP, se entregan con una leyenda de dedicatoria y explicación de todas las bondades que nos representan como ciudadanos, firmadas por el Secretario de Gobernación ADAN AUGUSTO LÓPEZ.
Lo habría dejado pasar, pero ya son muchas las coincidencias, que nos hacen pensar no son solo los enemigos, del alma gemela del Presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, quienes están metidos detrás de aquello.
Déjeme le platico mi caso, que visto está, no es un caso aislado. De pronto resultó que había que actualizar la firma electrónica de Hacienda, ante el Sistema de Administración Tributaria. Yo no sabía que antes, en el vecino San Luis Potosí, como en todos los estados de la república, en distintas fechas ya se había hecho y se seguirá haciendo, un proceso de digitalización de las actas de nacimiento.
De ambos procedimientos burocráticos vine a enterarme cuando quise cobrar mis emolumentos. Resultó que en el proceso de digitalización del acta de nacimiento, invirtieron las letras y en lugar de Vitela, me pusieron “Vileta”, lo que en automático modificó mi CURP, alteró mi registro de causante y me inhabilitó para tener actividades económicas.
“Fue tu Presidente, que puso a los Ninis a capturar las actas de manera deliberada, para que cometieran errores y poder cobrar por las correcciones”, me dijo un burócrata de la oficina que se abrió en Ciudad Valles, para atender las tantas correcciones que antes debían llevarse a la capital.
Solo en la familia directa, de nueve hermanos, seis resultaron con distintos errores pero las mismas consecuencias. Para obtener la cita “correctiva”, había que estar de día y noche pendiente de la computadora, para ver cuándo se abría el espacio, por alguna cancelación, porque estaba saturada la agenda.
Finalmente un día de tantos me avisaron: mañana hay un espacio al mediodía… y allá fui con la necesidad a cuestas: el documento faltante, sacate la copia, espera de los cotejos, la autorización de fuera, ve paga y regresa.
“Para mañana, en automático, así como se dio el error, estará la corrección lista”. Que el CURP sí se corrigió, pero hay que ir al SAT a que lo den de alta: vuelvete a sacar otra cita; hay para la próxima semana. Ya ayer fui a la sede hacendaria federal.
¿Trae su acta de nacimiento original? No, aquí está la confirmación de la cita, con la indicación de los documentos que debía traer y son los que traigo.
¡Pues tráigasela! Ya la traían de la casa – casualmente tenía otra ahí-, cuando me advierte el empleado fiscal, que además necesitaría un comprobante de domicilio. Otra llamada: regrésate, también me piden eso.
Ya van llegando con el acta y el recibo de luz, no será necesario volver a hacer fila –tenía cita a las 11:30 y pasando las 12:00 me atendieron-; había que reprogramarse, como un favor, en el mismo día. En eso pensaba, cuando otra vez el servidor público me advierte: que ni se las traigan; aquí tenemos un problema mayor.
“Usted no tenía dos, sino tres y hasta cuatro CURPs, pero peor aún, tiene tres registros federales de causantes”, me advirtió y se fue a traer a su jefe. “Aquí puede haber un delito… tiene que denunciar… pero puede resultarle en contra”, le dijo el uno al otro, como si yo no estuviera sentado en medio, escuchándolos.