La esperanza de vida global recupera niveles pre‑pandemia; sin embargo, muertes entre adolescentes y jóvenes suben de forma alarmante
La esperanza de vida mundial ha vuelto a los niveles previos a la pandemia, resistiéndose al derrumbe aparente de aquel año sombrío. Esta recuperación global convive con una paradoja: las muertes entre adolescentes y adultos jóvenes están aumentando de forma inquietante.
Según el más reciente análisis del Global Burden of Disease, co‑ ordinado por el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), la mortalidad global ha disminuido nuevamente y la expectativa de vida se estabilizó en torno a los valores prepandemia.
Pero el mismo estudio alerta: las tasas de mortalidad en jóvenes presenta una tendencia opuesta. RECUPERACIÓN DE ESPERANZA DE VIDA: VUELTA AL PUNTO DE PARTIDA Después del golpe demográfico de 2020–2021, el mundo logró reequilibrarse: la esperanza de vida promedio recuperó sus niveles anteriores al COVID‑19.
El estudio global señala que entre 1950 y 2019, las tasas de mortalidad estandarizadas por edad cayeron en un 62,8 % (IC 95 %: 60,5–65,1 %), pero esa tendencia se interrumpió durante la pandemia con un aumento del 5,1 % entre 2020 y 2021.
Esa recuperación no fue homogénea: en países de altos ingresos la esperanza de vida se sitúa por encima de los 80 años, mientras que en África subsahariana aún ronda los 62 años.
El informe más reciente del Global Burden of Disease 2023 enfatiza que, aunque el exceso de mortalidad por COVID parece remitir, las desigualdades regionales en mortalidad, la carga de enfermedades crónicas y los factores de riesgo persistentes comprometen la estabilidad del avance sanitario.
Este panorama sugiere que volver al punto de partida demográfico no basta: ahora el verdadero desafío es sostener mejoras de salud en todos los grupos etarios.
¿POR QUÉ MUEREN MÁS ADOLESCENTES Y JÓVENES?
Causas emergentes y riesgos conductuales Aunque la mortalidad global retrocede, los jóvenes de entre 10 y 29 años enfrentan amenazas distintas: suicidio, consumo de drogas, alcoholismo y violencia interpersonal aparecen como causas crecientes de muerte prematura.
En regiones como Norteamérica y Latinoamérica, ese ascenso es especialmente notable. El riesgo de suicidio y tras‑ tornos mentales está estrecha‑ mente vinculado con el aumento de ansiedad, depresión, presión social, redes sociales y fenómenos postpandemia, especialmente entre mujeres jóvenes.
Enfermedades no transmisibles y condiciones silenciosas Las enfermedades crónicas (cardiovasculares, diabetes, hipertensión) están migrando hacia edades más tempranas, gracias a estilos de vida sedentarios, mala alimentación, obesidad e inactividad física.
El reporte enfatiza que dos tercios de la carga de enfermedad global son atribuibles a estas condiciones. Además, condiciones como la enfermedad renal crónica vinculadas al índice de masa corporal alto muestran un crecimiento notable entre adultos jóvenes (20‑54 años).
Lesiones, accidentes y mortalidad materna En muchas zonas del mundo, especialmente en países de ingresos medios y bajos, las causas tradicionales como accidentes de tránsito, lesiones no intencionales y complicaciones del embarazo siguen siendo factores importantes de mortalidad juvenil.
Para el grupo de 10‑24 años, el estudio Global, regional, and national mortality among young people identificó que las lesiones (incluidas las de tránsito) representan un porcentaje sustancial de muertes evitables.
En mujeres jóvenes de 15‑29 años, la mortalidad estimada fue 61 % más alta de lo previamente reportado en algunos registros, debido a muertes maternas, accidentes de tránsito y meningitis.
BRECHA DE ATENCIÓN Y VULNERABILIDAD EN SALUD MENTAL
La respuesta de los sistemas de salud ha sido lenta para adaptarse a los requisitos específicos de la población juvenil. Muchos países no integran servicios de salud mental, prevención de riesgo y atención adolescente de forma integral.
Según la Organización Mundial de la Salud, en 2021 más de 1,5 millones de adolescentes y jóvenes (10‑24 años) murieron, y los principales factores fueron lesiones, violencia, suicidio y complicaciones maternas.
La falta de detección temprana, estigmas sociales y subinversión en salud mental agudizan la vulnerabilidad del grupo joven.
TENDENCIAS REGIONALES Y DESIGUALDADES Las dinámicas no son uniformes. En Norteamérica y Latinoamérica los aumentos en mortalidad juvenil están mucho más estrechamente ligados a trastornos mentales, suicidio y consumo de drogas.
En cambio, en África subsahariana predominan causas infecciosas, mortalidad materna y lesiones. La disparidad es abismal: el riesgo de morir antes de los 24 años es hasta 6 veces mayor en África subsahariana que en Europa o Norteamérica.
Estas brechas exigen respuestas distintas por contexto: lo que funciona en países con alta carga de enfermedades no transmisibles puede no ser adecuado en entornos donde siguen prevaleciendo condiciones infecciosas.