El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha ordenado un ataque contra la ciudad de Rafá, ubicada en el sur de la Franja de Gaza. Esta ciudad, que alberga a miles de desplazados y sirve como punto de entrada para la ayuda humanitaria desde Egipto, está siendo sometida a un plan combinado para evacuar a la población y destruir los batallones de Hamás, según un comunicado oficial.
En Rafá, residen o se refugian cerca de 1.3 millones de gazatíes. Netanyahu afirmó que es imposible lograr los objetivos de la guerra sin eliminar a Hamás y destacó la necesidad de evacuación de civiles de las zonas de combate para llevar a cabo la operación.
En las últimas 24 horas, al menos 107 palestinos han perdido la vida en los bombardeos en Gaza, según informa el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás. Las fuerzas israelíes, que inicialmente concentraron sus operaciones en la ciudad de Gaza y Jan Yunis, se desplazaron ahora hacia Rafá, generando condena a nivel internacional.
El director de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, ha instado nuevamente a un alto el fuego humanitario y advierte que cualquier ofensiva militar israelí en Rafá empeorará la «tragedia sin fin» entre la población.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha condenado la intensidad de la respuesta de Israel, calificándola de «excesiva» y señalando la difícil situación de la población civil. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, se mostró «alarmado» por la operación, alertando sobre el aumento de la crisis humanitaria en curso.
La guerra, que comenzó el 7 de octubre, ha dejado un elevado número de víctimas, principalmente civiles, y la situación se agrava con el reciente ataque a Rafá, generando preocupación a nivel internacional por la escalada del conflicto y el impacto humanitario.