Con la llegada de los 133 cardenales electores a Roma, todo está listo para el inicio del cónclave que elegirá al nuevo Papa tras la muerte de Francisco hace dos semanas. Será el cónclave más internacional de la historia, con representantes de 70 países y una clara impronta del papa saliente: el 81.2% de los cardenales fueron nombrados por él.
La votación comenzará mañana en la Capilla Sixtina, a partir de las 16:30, bajo estrictas normas de secreto que incluyen la suspensión de señales telefónicas y la desconexión total de internet para evitar filtraciones. La elección requiere una mayoría de dos tercios, y aunque no hay favoritos oficiales, entre los nombres que suenan con fuerza destacan el filipino Luis Antonio Tagle, conocido como el “Francisco asiático” por su cercanía ideológica con el pontífice fallecido, y el italiano Matteo Zuppi, figura clave en labores de paz y defensa de los marginados.
El cardenal Walter Kasper afirmó que “el pueblo de Dios ya votó durante los funerales”, en referencia al deseo generalizado de continuar la línea pastoral de Francisco: un líder cercano, con sensibilidad social y apertura hacia sectores como la comunidad LGBTQ+. La influencia de Bergoglio también se percibe en la sinodalidad, un concepto que promueve el diálogo y la participación dentro de la Iglesia, y que se menciona como un criterio clave entre los electores, muchos de los cuales vivirán su primer cónclave.
Mientras tanto, la sastrería Gammarelli, tradicional proveedora del atuendo papal, alista las sotanas blancas en diferentes tallas, a la espera de saber quién será el sucesor. El cónclave podría durar dos días, como ocurrió en las elecciones de Benedicto XVI y Francisco, y cada votación se anunciará simbólicamente con humo blanco o negro. Todo el personal implicado ha jurado guardar absoluto secreto, reforzando el carácter solemne y místico de este proceso decisivo para el futuro de la Iglesia Católica.
