La capa de hielo en la Antártida ha experimentado una preocupante reducción durante el verano del hemisferio sur, cayendo por debajo de 2 millones de kilómetros cuadrados, tamaño comparable al de México. Este fenómeno, registrado por el Centro Nacional de Datos sobre Hielo y Nieve de EE. UU., se repite por tercer año consecutivo, generando inquietudes sobre el cambio climático.
Expertos, como Walt Meier del NSIDC, sugieren que las temperaturas cálidas del océano y otros factores, como los patrones de viento, podrían estar contribuyendo a este declive. El glaciólogo Martin Siegert de la Universidad de Exeter destaca la necesidad de abordar la quema de combustibles fósiles como medida esencial para frenar este problema.
La disminución del hielo marino es crítica, ya que afecta la capacidad de la región para reflejar la luz solar, contribuyendo al calentamiento. Este patrón, registrado durante los últimos tres años, no solo preocupa por sus implicaciones climáticas, sino también por su impacto en la vida silvestre, como el desplazamiento de pingüinos debido a cambios en la distribución del krill antártico.
La situación subraya la urgencia de abordar las causas subyacentes y tomar medidas inmediatas para contrarrestar esta pérdida continua de hielo en la Antártida, alertando sobre las consecuencias a nivel ambiental y ecológico.